Este ejemplo lo saqué porque mi mamá compró un tostador nuevo, venía muy elegante en su cajita, con plástico y recién sacado de la caja, mi mamá lo guardó, y hoy en la mañana (hace un par de minutos), me dieron ganas de comer pan tostado con jamón y queso. Saqué al hermoso recién llegado a la casa, lo puse al fuego, puse mi pan y mientras esperaba que se tostara (no tan tostado, aunque aveces me gusta bien bien quemado), miraba el tostador... se ponía negro, pero de a poco, como todas las cosas que uno cambia y piensa que son las mejores del mundo, las más elegantes, las mas... en fin.
Yo prefiero mi tostador antiguo, mi tostador negrito, ese que me tostaba el pan en un par de segundos, aquel tostador que no necesitaba tener pan, para que saliera olor a pan tostado (o quemado) porque tenía pedacitos de migas atrapadas y siempre salía ese rico olor...
Esta situación es completamente aplicable a mi situación actual de la vida, el tostador nuevo, si bien aún no deja el pan como me gusta, pero me encanta que esté nuevo y que tenga un mango de plástico, pero el otro me tostó el pan durante mucho tiempo, dejando tal como a mi me gusta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario