murieron mis ganas de escribir en el blog.
no murieron realmente, las acabo de matar, las asfixié con palabras ridículas, con confesiones innecesarias, con weás que te hacen darte cuenta que eres tan imbécil como la primera vez, con palabras que te cagan la noche/día/semana, con cero ganas de que te guste alguien más en meses, con ganas de beber alcohol desesperadamente y olvidar por el momento el peor ridículo que hice en años. the real años.
no pedía nada, porque era más que obvio que jamás recibiría (recibiré) nada de tu parte, todos, absolutamente todos estaban equivocados, no eras aquella persona, no te interesé jamás y nunca lo haré.
gracias por dejarme la sensación de tener vergüenza de escribir en mi propio blog, es algo nuevo, que no sentía hace años, vergüenza de mi mismo, me gusta probar cosas nuevas, como la vergüenza.
Es el precio que tengo que pagar por hacer mis enfermos sentimientos tan públicos.
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